El metal alternativo valenciano vuelve a brillar con fuerza en un álbum que abraza la herida y la convierte en arte.
Kintsugi: la elegancia de lo imperfecto
Hay discos que no solo se escuchan: se viven. «Kintsugi«, el nuevo trabajo de Morgana vs. Morgana, es un ejemplo de cómo la madurez musical puede convivir con la emoción más pura. Tras más de treinta años de trayectoria en la escena underground valenciana, la banda entrega un álbum que no busca complacer, sino conmover.
Inspirado en la técnica japonesa que da nombre al disco —esa que repara con oro lo que una vez se rompió, Kintsugi es una metáfora sonora de la resiliencia, de las cicatrices que no se esconden, sino que se embellecen.

El álbum fluye entre el metal alternativo, el rock progresivo, el post-rock y el stoner, construyendo un universo propio donde la intensidad y la introspección se dan la mano. Las guitarras respiran amplitud, el bajo sostiene con fuerza, la batería golpea con precisión, y la voz de Carlos Pagola atraviesa cada tema con una mezcla de melancolía y poder.
No hay artificio, hay emoción. No hay prisa, hay profundidad. Kintsugi no es un álbum que se consuma rápido: es un disco que se asienta, que crece con cada escucha y que deja huella.
Escúchalo aquí: Kintsugi en Spotify
Créditos del álbum
Título: Kintsugi, Fecha de publicación: 4 de julio de 2025
Lista de canciones:
01 – Despacio (5:54)
02 – Hoy Seré Yo (5:22)
03 – Kintsugi (4:19)
04 – Adornos (6:43)
05 – Sait-on Aimer? (6:24)
06 – Crisálida (5:29)
Grabado, mezclado y producido por: Raúl Abellán “The Mixtery”, Asistente, edición y mix prep: Edu Nogués, Artwork: Nacho Galacho
Disponible en: Spotify, Bandcamp y plataformas digitales
Morgana vs. Morgana son:
Carlos Pagola (voz)
Javier Cortés (guitarra)
Zagg #3 (guitarra)
Raúl Pagola (bajo)
Vicente Merodio (batería)
Una historia forjada en el underground valenciano
Hablar de Morgana vs. Morgana es hablar de una banda que ha aprendido a resistir. Nacidos en Valencia hace más de tres décadas, el grupo se ha mantenido fiel a su esencia, explorando los límites del metal alternativo sin perder la coherencia ni el alma.
En una escena muchas veces efímera, ellos han sabido envejecer con dignidad, cultivando un sonido que combina potencia, lirismo y una melancolía siempre presente. Su música no busca agradar al algoritmo: busca hablarle al oyente de tú a tú.
Desde sus primeros pasos en los ´90, Morgana vs. Morgana ha ido construyendo una identidad sonora sólida, con un pie en el metal alternativo y otro en el rock progresivo, sin miedo a incorporar elementos atmosféricos y pasajes instrumentales que rozan el post-rock.

El catálogo de Morgana vs. Morgana es un mapa de su evolución como banda y como entidad artística.
Entre sus trabajos más destacados figuran:
- II. En el Nimbo – Un disco introspectivo y melódico que ya mostraba su gusto por los contrastes dinámicos y los ambientes densos.
- Adornos – Canción que más tarde se incorporaría también en Kintsugi, y que representa una de las piezas más emocionales del grupo.
- Sait-on Aimer? – Otro de sus temas esenciales, donde el francés se convierte en vehículo de una sensibilidad diferente, casi poética.
- Kintsugi (2025) – Su trabajo más maduro, donde la experiencia acumulada se funde con una producción impecable y una narrativa conceptual profunda.
Cada etapa de su discografía marca un paso más en esa búsqueda de equilibrio entre lo crudo y lo bello, entre la fuerza y la fragilidad.
Una línea melódica inconfundible
Si algo distingue a Morgana vs. Morgana dentro del metal alternativo español es su capacidad para construir melodías memorables sin renunciar a la contundencia. En Kintsugi, las guitarras se entrelazan en armonías que evocan tanto a bandas de la vieja escuela como a propuestas más contemporáneas.
Esa combinación de sensibilidad y fuerza, de introspección y energía, es la razón por la que su sonido resulta tan particular. No son una banda más: son una experiencia.
Conclusión: el oro de las grietas
Kintsugi no es solo el título de un disco, es una declaración de principios. Morgana vs. Morgana nos recuerdan que las cicatrices no deben esconderse: deben mostrarse con orgullo, porque son la prueba de que seguimos en pie.
El grupo valenciano ha logrado algo poco común: sonar actual sin renunciar a su historia, emocionar sin recurrir a artificios. Treinta años después, siguen siendo una de esas bandas que no se venden al ruido digital.
Su oro no está en la superficie, sino en las grietas.
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